En esta ocasión quiero contarles un poco sobre qué es y qué trata la inteligencia emocional (IE). Cuáles son los beneficios al poder manejar esta habilidad y cómo esto nos ayuda personal y profesionalmente.Primero partamos contestando la interrogante ¿Qué es la Inteligencia Emocional? Es un constructo que nos ayuda a entender de qué manera podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras emociones como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás.
En muchas ocasiones hemos escuchado sobre el coeficiente intelectual, o bien llamado IQ, este según muchos era un buen indicador para saber si cualquier persona podría triunfar en la vida, conseguir sus metas y llegar a la cima.Cabe destacar, que los investigadores y las corporaciones empezaron a detectar hace unas décadas que las capacidades y habilidades necesarias para tener éxito en la vida eran otras, y éstas no eran evaluables mediante ningún test de inteligencia. Prueba de ello es que empezaron a ganar terreno algunas teorías de la inteligencia que intentaban comprenderla desde ópticas diferentes, entre ellas la inteligencia emocional propuesta por Daniel Goleman.
En un mundo tan cambiante, que se mueve tan rápido como en el que vivimos nos comenzamos a dar cuenta o abrir los ojos y comprender que las emociones juegan un papel vital día a día. Gran parte de nuestras decisiones son influenciadas en mayor o menor grado por las emociones. Cabe resaltar que existen personas con un dominio de su faceta emocional mucho más desarrollado que otras, esto puede surgir muchas veces de experiencias vividas, su propio carácter y personalidad, etc. Puede resultar curiosa la baja correlación entre el coeficiente intelectual (más vinculado al desempeño lógico y analítico) y la inteligencia emocional. Aquí podríamos ejemplificar en una forma, un poco extrema, esta idea sacando a relucir el estereotipo de estudiante “genio”; una máquina intelectual capaz de memorizar datos y llegar a las mejores soluciones lógicas, pero con una vida emocional y sentimental vacía o pobre. Por otro lado, podemos encontrar personas cuyas capacidades intelectuales son muy limitadas, pero en cambio consiguen tener una vida exitosa en lo que refiere al ámbito sentimental, e incluso en el profesional.
Ahora quiero mencionar los principios del padre de la IE, el gran teórico, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, señala que los principales componentes que integran la inteligencia emocional son los siguientes:
1. Autoconocimiento emocional (o autoconciencia emocional)
Se refiere al conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones y cómo nos influyen. Es importante reconocer la manera en que nuestro estado anímico afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras capacidades y cuáles son nuestros puntos débiles. Mucha gente se sorprende de lo poco que se conocen a ellos mismos. Quiero agregar aquí que, en mi opinión personal, el conocerse así mismo es cuestión de tiempo; ya que, por las diferentes situaciones que vamos viviendo a lo largo de nuestro camino nos vamos dando cuenta de cómo reaccionamos, lo que aprendemos, lo que podemos mejorar, etc. Por lo tanto, es un continuo aprendizaje que nos hace sabedores de nuestras capacidades, dándonos una mejor perspectiva o ayudándonos a poner en contexto diferentes situaciones.
2. Autocontrol emocional (o autorregulación)
El autocontrol emocional nos permite reflexionar y dominar nuestros sentimientos o emociones, para no dejarnos llevar por ellos ciegamente. Consiste en saber detectar las dinámicas emocionales, saber cuáles son efímeras y cuáles son duraderas, así como en ser conscientes de qué aspectos de una emoción podemos aprovechar y de qué manera podemos relacionarnos con el entorno para restarle poder a una emoción que nos daña más de lo que nos beneficia. Cabe destacar que en este apartado es de tener mucho cuidado, ya que si nuestras emociones se vuelcan contra nosotros podemos estarnos auto-saboteando en algún momento y eso restaría cualquier avance de introspección o autocontrol.
3. Automotivación
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener la motivación y establecer nuestra atención en las metas en lugar de los obstáculos. En este factor es imprescindible cierto grado de optimismo e iniciativa, de modo que tenemos que valorar el ser proactivos y actuar o pensar de forma positiva ante los imprevistos. Me atrevería a decir que, muchas veces, el miedo, los complejos y las dudas nos limitan y comienza un juego sin fin que puede dañarnos, coartándonos a un estado en que no nos permitamos llegar a la cúspide o nos obstaculice el comenzar a recoger la cosecha de todo lo sembrado. Si esto falla, es cuando se entra en- como me gusta llamarlo- el círculo de destrucción: estrés, ansiedad y depresión.
4. Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)
Las relaciones interpersonales se fundamentan en la correcta interpretación de las señales que los demás expresan de forma inconsciente. La detección de estas emociones ajenas y sentimientos que pueden expresar mediante signos no estrictamente lingüísticos- un gesto, una reacción, un tic- nos puede ayudar a establecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas con que nos relacionamos. En mi experiencia, esto ayuda a tener un mejor panorama y saber cómo abordar, a cada quien, según lo que nos vaya mostrando. Si se tiene un mejor conocimiento, se tendrá una mejor comprensión y por ende, los lazos se fortalecerán, no importando el ámbito donde se encuentre.
Las personas empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y competencias relacionadas con la IE. Quisiera mencionar que en el mundo laboral se tiene muy en cuenta el factor que la actitud o la inteligencia emocional será la base del éxito profesional en el futuro. Según un artículo del Foro Económico Mundial, la base es la empatía. La comprensión sincera del otro permitirá que, ante situaciones de conflicto, el profesional comprenda el fondo que levanta la indignación o turbación de una persona y pueda lidiar directamente con ese aspecto. De la misma manera, si se apertura una cultura de entendimiento, el cliente empatizará más fácilmente con el trabajador. Comprender las emociones ajenas supone comprender las necesidades de un individuo y humanizarlo.
5. Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)
Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen desempeño laboral. Esto pasa por saber tratar y comunicarnos con aquellas personas que nos resultan simpáticas o cercanas, pero también con personas que no nos sugieran muy buenas vibraciones; el podernos relacionar con los demás es clave para un óptimo desarrollo y una salud mental sana, además de los beneficios que otorga a la estabilidad personal y así mismo, como menciona el autor de estos principios, en la parte laboral.
Se dice que la inteligencia emocional se divide en inteligencia intrapersonal, e interpersonal. La primera se refiere a la comprensión de nuestras propias emociones y a la manera en la que reaccionamos a ellas, cómo tomamos decisiones y las regulamos. La segunda se refiere a cómo comprendemos las emociones de los demás y a cómo actuamos según el estado de ánimo que percibimos en ellos.
En definitiva, la inteligencia emocional nos ayuda a pensar en las causas que han desencadenado que un individuo se comporte de cierta manera, en lugar de empezar pensando en cómo nos sentimos y, a partir de esto, decidir cómo reaccionaremos ante lo que la persona diga o haga. En decisiva, es situarse en los zapatos del otro con plena consciencia y aprender a leer o manejar la situación de una manera en la que podamos salir victoriosos con los demás y con nosotros mismos.
De una forma más sencilla, la inteligencia emocional, es la capacidad que tienen las personas para reconocer, entender y manejar sus propias emociones, así como las de las personas a su alrededor. De esta manera se facilitan las relaciones interpersonales, así como la obtención de metas, el manejo del estrés y la resolución de problemas. Las personas emocionalmente inteligentes están sintonizadas con sus propias emociones y las consecuencias que estas tienen en ellos mismos y en quienes los rodean, de la misma manera, son conscientes del impacto que las acciones y sentimientos de los demás tienen en ellos mismos, permitiéndoles reaccionar de manera empática.
Beneficios de ser una persona emocionalmente inteligente
Se dice que las personas con más éxito en sus vidas son aquellas con una inteligencia emocional más alta, no necesariamente las que tienen un altísimo coeficiente intelectual. Cuando las emociones no se manejan correctamente, pueden acabar con el esfuerzo laboral de una persona, así como con su vida privada (pareja, familia, amigos, etc.). Quienes han trabajado para desarrollar su comprensión hacia el mundo y de sí mismos encuentran que, en general, la IE:
- Ayuda a triunfar en todas aquellas áreas de la vida en las que hay que relacionarse con otros.
- Ayuda a elegir el estado anímico que más se acomoda a cada situación y a desenvolverse armónicamente con lo que cada momento requiere.
- Ayuda a relacionarse con los demás y favorece el mantenimiento de relaciones más satisfactorias.
- Ayuda a mantener una mejor salud y un mejor manejo de estrés, ansiedad y depresión.
- Ayuda a mantener un estado anímico más estable, sin tantos altibajos, ni desbalances.
La inteligencia emocional además de ser beneficiosa para nosotros mismos, es un índice y referéndum en el mundo en el que vivimos. Se necesita más consciencia, apertura, aceptación y encausamiento de nuestras emociones a una visión más sensible y justa. De esta manera, se podrá tolerar las emociones de los demás y se podrá enfrentar y afrontar las diferentes situaciones que vayamos atravesando. Vivir en armonía es parte esencial del ser humano, no dejar a un lado los sentimientos y las emociones que se desencadenan, sino, saberlas poner a nuestro favor. No siempre es fácil pero, es lo que otorga el equilibrio que se debe de adquirir para vivir con una mayor plenitud.
Referencias bibliográficas:
- Goleman, D. (1996): Inteligencia emocional. Barcelona, Kairós.