El duelo de los casi algo: ¿dejar ir a quien no fue?

Quizás no todos, pero casi todos los que hemos incursionado en el mundo de las relaciones sexo-afectivas y el amor nos hemos enfrentado a un "casi algo" que finalmente se vuelve un algo del todo, un buen amigo, o simplemente alguien con quien no funcionó ni el algo, ni el casi y debemos dejar ir, o nosotros decidir partir. Si este último es tu caso, y en estas fechas más que nunca lo tienes presente, quizás estés atravesando un duelo irresuelto, y este artículo te pudiera ayudar más de lo que piensas.  

Hablar con un especialista puede ayudarte a mejorar

Dejando a un lado las etiquetas de tipo “novio” o “pareja”, acorde con el psicólogo estadounidense John Gottman, el falling in love o enamoramiento es la primera etapa al construir un vínculo amoroso. En su guía práctica para vencer la dependencia, el psicólogo argentino especializado en terapia cognitiva, Walter Riso, hace hincapié en que esta primera etapa invade muchísimo todo tu organismo en una experiencia sumamente envolvente, pero que nos lleva a nublar nuestro juicio. Gottman destaca que tenemos poco criterio para reconocer las red flags o características de la otra persona que causarán conflicto, y Riso destaca la idealización.

El clásico ejemplo del cine sobre los casi algo: 500 Days of Summer nos enseña que aún y cuando no haya algo formal, siempre puede existir un proceso de des idealización. Muchas veces este lo facilita el casi algo y las circunstancias, pero muchas veces somos nosotros quienes debemos ayudarnos a visualizar la realidad.

Cuando estamos en un “no sé qué somos” muchas veces es porque no se han explicitado a través del diálogo los límites de esa relación, y por tanto el aspecto propio de un vínculo amoroso “formal” o tradicional, como lo es el compromiso, queda bastante difuso. Este componente muchas veces implica definir otros aspectos en la propia vida como el tiempo y recursos a invertir o el cómo funcionará la fidelidad, además de los límites propios de las circunstancias y de uno mismo; de este compromiso es que emerge lo que Gottman describe como la segunda fase del amor, donde se dan la mayoría de discusiones y malos momentos, fundamentales en el proceso de des idealización propia de la etapa que Riso llamaría como el amor maduro.

Pongamos un ejemplo quizás un tanto radical, pero posible y bastante ilustrativo de cómo funciona: si un día mi “casi algo” se pone muy ebrio, como no hay un acuerdo ni implícito ni explícito sobre contarnos nuestro día a día, puede que yo no me dé cuenta nunca de que esta persona se alcoholiza todos los fines de semana. Por tanto yo no tenga la oportunidad de darme cuenta que esa persona posee uno de mis must not, o una famosa red flag (aquello que me aleja de querer estar con alguien), es decir: que tenga un consumo excesivo de alcohol.

Al contrario, puede que esta persona se vaya, sea porque nos ghosteó o porque deliberadamente acordamos que era lo mejor, y nunca habremos sabido que tenía esa cosa particular que bien nos pudiera haber ayudado a desencantarnos y pasar de una idealización a una visión más realista y humana de ella.

Veamos otro ejemplo: nuestro casi algo es detallista, amable y atento y eso es algo que hizo que nos enamoráramos, y ahora estamos sufriendo porque ya no está. Pero eso fue así, porque en todos los escenarios en que convivíamos eran escenarios de calma, planificados, a la medida de una cita romántica casual y despreocupada. ¿Qué pasaría si hubiéramos descubierto que la misma persona detallista y amable que conocimos es alguien violento y grosero cuando está sometido a estrés o presión? Probablemente tuviéramos una visión más completa y realista de esa persona, pues tuviéramos el abanico de facetas que esta persona presenta y que, por tanto, la vuelven más aterrizada: más con los pies en el suelo y no las alas en el cielo.

Entonces, si no podemos tener la imagen completa de esa persona porque se fue, y no la pudimos conocer en todas sus facetas, ¿qué hacemos? Ciertamente no nos podemos inventar sus defectos, pero sí podemos tener claro que, al igual que todo ser humano, esa persona no fue ni es solamente eso bueno que nos gustó y nos hizo engancharnos, y que por tanto, al igual que él o ella, puede venir alguien más que valga la pena en el futuro, con cosas atractivas para nosotros, pero también con su par de defectos, los cuales la humanizan y la ponen al mismo nivel que tú y que el de todos los seres humanos: capaces de amar, pero con defectos y cualidades.

En esa misma línea, debido a que nuestro casi algo no fue, justamente, un algo tan claro o tan convencional a las etiquetas sociales a las que estamos acostumbrados, así también desprendernos de esa relación pareciera que no debiera implicar en sí mismo una pérdida, al fin y al cabo: por qué sufrir algo que no fue, algo que solo casi fue. Nada más falso. En nuestros casi algo, el “casi” es vital cuando se habla de alejarnos, pues esta persona representa que no hubo de esto, pero sí de aquello, y que ese aquello que hubo ya no estará. Independientemente el vínculo que hubiera, lo cierto es que hubo vínculo; y donde hay vínculo, hay pérdida; y donde hay pérdida por vínculo, puede haber duelo.

duelo
Desde el principio de la película sabemos que, aún y cuando Summer y Tom no eran pareja formalmente, Tom estaba sufriendo al perderla. En los “casi algo” muchas veces ocurren dinámicas que nos confunden emocionalmente y devienen en que, aún y cuando nunca se fue algo concreto, sí se sienta una pérdida.

Continuando con nuestro autor estrella en el amor, Walter Riso nos habla de que a diferencia del duelo por fallecimiento, para el duelo afectivo no hay una ruta social clara sobre cómo dejar ir a esa persona. Peor aún con los casi algo cuando se piensa que, al no haber sido del todo un algo, no se sabe muy bien qué es lo que se está perdiendo.

Explora qué estás dejando ir al dejar ir a esta persona. ¿Qué de lo que recibías de esa relación, de ese casi algo, ya no estará? Al responder esto reconocerás tus pérdidas, y ahora sí podrás comenzar a realizar tu duelo y reconocer qué rituales de cierre pudieran ayudar.

De esto ya hemos hablado previamente en una publicación sobre el duelo: si bien mucho de lo dicho en aquella ocasión era en función de las fiestas navideñas y de un ser con el que era mucho más claro que hubo cariño, vale la pena revisarlo, pues nos recuerda lo válido que es sufrir un duelo a contra de la expectativa social. De trasfondo, la pregunta es esta: ¿será que a pesar de todo pronóstico, yo sí quise a esta persona, a pesar de que no fue un “algo” desde los marcos sociales que dictan qué es o no una relación?


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